Smartwatch o reloj deportivo. ¿Cuál me compro?

reloj deportivo vs smartwatch
Smartwatch o Reloj deportivo ¿Cuál elegir?

Hoy en día hay varias tipologías de reloj que hacen mediciones de nuestra actividad diaria: hábitos saludables, deporte o interacción social. Resulta muy complicado determinar cuál de todas las opciones del mercado es la más adecuada para nosotros ¿Necesitamos un smartwatch o un reloj deportivo? ¿Y si en realidad nos vale con una pulsera de actividad? Las funciones cada vez más híbridas de los distintos modelos de reloj (veáse el Vivoactive HR), complican aún más la tarea de decantarnos por uno u otro. En este artículo vamos a tratar de poner un poco de luz al asunto.

A tener en cuenta sobre los smartwatch (relojes inteligentes)

Sobre el papel, un reloj inteligente, como el smartwatch de Samsung (u otras marcas), tiene el completo conjunto de sensores que tienen los relojes deportivos habitualmente para la medición de nuestros entrenamientos: GPS, altímetro, barómetro, giroscopio, o sensor óptico para la medición de frecuencia cardíaca.

No obstante, una de las principales debilidades de los smartwatch es la corta duración de la batería. Puede servirnos para hacer una ruta fácil de senderismo, pero hay que tener en cuenta además que el terreno ha de tener cobertura para que podamos hacer uso de sus funcionalidades. Y para eso ya tenemos el móvil, en el que nos podemos descargar alguna aplicación de rutas como wikiloc.

Los dos últimos aspectos en los que queremos hacer hincapié son el peso y la resistencia al agua. Un smartwatch es más pesado que la gran mayoría de relojes pulsómetro o deportivos de gama media. Por ejemplo, el smartwatch de Samsung tiene un peso de 59 gramos, frente al rango de 40 a 45 gramos que tienen modelos populares como el Forerunner 235 o Garmin 735 XT. Diferente es si nos vamos a gamas más altas de reloj deportivo como la Fenix de Garmin o la Spartan de Suunto, donde la gran cantidad de sensores eleva el peso a más de 70 gramos.

Por último hablar de la resistencia al agua. Aunque los relojes inteligentes cumplen por lo general con la normativa IP68, que regula su protección contra el agua garantizando que podemos sumergirlo hasta un metro durante un tiempo largo no especificado, los fabricantes recomiendan que no nademos con ellos. Las pruebas de estanqueidad se realizan en agua dulce estancada sin manipular el reloj ni pulsar los botones, acciones que hacen perder precisamente esa condición de estanqueidad. Si lo usamos en el mar, además, debemos tener en cuenta que la sal deteriora el acero inoxidable. Si nos fijamos en los metros a los que podemos sumergir un reloj deportivo, frente a un smartwatch, veremos que casi siempre son 5 ATM (equivalente a 50m) .

Lo que nos ofrece un reloj deportivo

Los relojes deportivos, por lo contrario, están pensados para darnos métricas específicas del perfil de deporte que vayamos a practicar. Por ejemplo, si vamos a practicar natación, el reloj puede detectar el estilo de nado que empleamos (brazada, crol, etc), calcular la eficiencia de nado, el número de brazadas o largos que hacemos en la piscina, entre otros. Si vamos a hacer deporte en montaña, el reloj nos dará información de tipo geográfico (desniveles, kilómetros, rutas), meteorológico (temperatura, detección de tormenta), además de disponer de otras funcionalidades útiles para no perdernos (volver sobre nuestros pasos, salirnos de la ruta u otros).

Adicionalmente los relojes deportivos guardan un historial de nuestras actividades, podemos descargarnos planes de entrenamiento y establecer objetivos para motivarnos, con variedad de avisos y alertas que lo convierten en una suerte de entrenador o coach deportivo. La batería de un reloj deportivo, además, goza de una buena autonomía en modo GPS y podemos personalizar el consumo para un mayor ahorro, de tal manera que podemos estirar su duración meses sin necesidad de recargarlo. Todo ello sin depender de cobertura telefónica ni nada por el estilo.

Conclusiones

A modo de conclusión, los relojes deportivos (Garmin, Suunto, Polar, entre otros) son relojes pensados para deportistas habituales, no para el mortal común que corre o va al gimnasio una, o a lo sumo dos veces, a la semana y está más interesado en las mejoras tecnológicas y la cantidad de información que le va a dar el reloj que en sudar la camiseta. Probablemente el 90% de los relojes deportivos estén francamente infrautilizados.

Al final, si puedes permitírtelo, puedes tener ambos para distintas situaciones. Pero te recomendamos que, en lo que respecta a relojes deportivos, escojas primero un modelo barato para hacerte con él. Y cuando te hayas acostumbrado a leer sus métricas, pases a un modelo más avanzado cuya infinidad de funciones puede que no llegues a usar nunca (horas de pesca, cambio automático de deporte para triatletas, etc)

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